Foto y biografia: https://bolivianet.com/poetas/cossio.html
HECTOR COSSIO SALINAS
( Bolívia – Cochabamba )
( 1929 – 1972)
Nació el 11 de septiembre de 1929 en la ciudad de Cochabamba, Bolivia.Fue hijo de Melquiades Cossío Borda y Julia Salinas Crespo. Su padre murió en Boquerón, quedando huérfano a los tres años de edad al cuidado de su tía Zenobia.
Estudio en la facultad de derecho en la UMSS (Universidad Mayor de San Simón), donde se tituló como abogado en 1955.
Militaba en su momento en el MNR, llegando ser diputado y alcalde de su ciudad natal Cochabamba, en ese tiempo impulso a la publicidad de la revista (Canata), declarada revista municipal de cultura, también durante su mandato propició la creación de la Biblioteca IVº Centenario.
Perteneció desde 1951 a la segunda generación del grupo cultural "Gesta Barbara", y presidio la unión nacional de poetas y escritores de Bolivia.
Archivo:Tumba de Hector Cossio.jpg
Tumba de Hector Cossío Salinas en el Cementerio general de Cochabamba: "Aquí todo el amor y todo el llanto, aquí la sangre inútil y el quebranto de mucha claridad por siempre oscura".Fue asesor editorial y codirector de la Enciclopedia Boliviana, que publicaba la prestigiosa editorial "Los amigos del libro" dirigida por Werner Guttentag, también trabajo de funcionario público, como sub secretario del ministerio de minas y petróleo.
Héctor Cossio Salinas falleció en su ciudad natal el 1 de septiembre de 1972 a los 43 años de edad.[2]
Libros
Poesía: Posada de los sueños (Premio Nacional de poesía- 1963, Ed. 1964). Esta obra ganó el premio nacional de poesía en 1963.
Antología: La tradición en Cochabamba, 1969 (treinta relatos de firmas notables)
La poesía en Cochabamba, 1972.
TEXTOS EN ESPAÑOL - TEXTOS EN PORTUGUÊS
BEDREGAL, Yolanda. Antología de la poesía boliviana. La Paz: Editorial Los Amigos del Libro, 1977. 627 p. 13,5x19 cm Ex. bibl. Antonio Miranda
APUNTES PARA UNA BIOGRAFIA DE MI MADRE
Madre: cuando nací tenías
un corazón de prolongada pena.
Un martirio sin música, obediente
a mi duro cuidado, fatigaba
el frío innumerable de tus sienes.
Desde la gracia plena y luminosa
recuerdo que la miel nació contigo.
Tus labios esparcidos en la atmósfera
dictaban un lenguaje de suspiros.
¡Primorosa manzana del secreto!
Cuidadora del sueño, arquitectura
de los celestes mieses, de los altos
senderos, de las luces más puras.
Angélica tu imagen arcangélica…
Yo buscaré lo que al amor le falta,
lo que a volar empieza sin ventura,
lo que a tornar mueve las lágrimas.
Resucita la sombra que te duerme
— claro rocío, sombra de alabastro,
nacimiento profético de albura —
en el cauce preciso de tu mano.
Aún encuentro en la noche tu palabra
ternísima y ligera de las cosas,
guardándome el destino de la abeja,
el del pétalo manso entre las rosas.
¡Ah, pájaros del huerto, si tu risa
no fuera más perfecta, comprensible
para todos mis actos, para todas
las ansias que de tu pecho viven!
Te concibo en presencia y condición
de orígenes: sonrisa en la legumbre,
en el mandil de lino y en el pan,
en el "no te ocultes" y en la lumbre.
Donde yo vivo, madre, estoy contigo,
con tu dictado de paciente vuelo.
Tu diligencia por regar las plantas,
hoy riega, con amor, mis pensamientos.
Cabe en tu mano un nido de palomas,
una gavilla de luciente trigo.
Por tu sabia vigilia vespertina
será más fresco el pan, será más limpio.
Subiré donde estés, donde mañana
tu madrugado corazón me arrastre,
pues en tu ausencia mi mortal conjunto
no encontrará precisas claridades.
Me alegraré a tu frente de rodillas
respirando el destino de los líquenes,
absorbiendo el suceso de tu vida,
¡reclamando el mandato que me diste!
PASIÓN
Acimo pan y prematuro vino
en tu celeste carne americana.
Dormido caracol por la mañana,
llanto y sudor después, en el camino.
Ya moreno tu pecho, casi endrino,
fuerza el metal de la locura hispana:
sangre a la sangre, imagen cotidiana,
¡no fue la historia verbo peregrino!
Arpa embozada que ciñó tu mano
para la flor marchita en el verano
para el fruto callado como un ruego.
¡Nadie turba el sentido de las cosas!
Con un olor a matutinas rosas
vuelve a la tierra el corazón labriego.
TEXTOS EN PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda
APONTAMENTOS PARA UMA BIOGRAFIA
DE MINHA MÃE
Mãe: quando nasci tu tinhas
um coração de prolongada pena.
Um martírio sem música, obediente
ao meu duro cuidado, fatigava
o frio inumerável de tuas têmporas.
Desde a graça plena e luminosa
recordo que o mel nasceu contigo.
Teus lábios espalhados na atmosfera
ditavam uma linguagem de suspiros.
Primorosa maçã do segredo!
Cuidadora do sonho, arquitetura
dos celestes searas, dos altos
caminhos, das luzes mais puras.
Angélica tua imagem arcangélica…
Eu buscarei o que falta ao amor,
o que ao voar começa sem ventura,
o que ao retornar move as lágrimas.
Ressuscita a sombra que te adormece
— claro orvalho, sombra de alabastro,
nascimento profético de alvura —
na superfície precisa de tua mão.
Ainda encontro na noite a tua palavra
delicadíssima e ligeira das coisas,
guardando-me o destino da abelha,
o da pétala mansa entre as rosas.
Ah, pássaros do viveiro, se o teu riso
não fosse más perfeito, compreensível
para todos os meus atos, para todas
as ânsias que de teu peito vivem!
Te concebo em presença e condição
de origens: sorriso no legume,
no avental de linho e no pão,
no "não te escondas" e no lume.
Onde eu vivo, mãe, estou contigo,
com teu ditado de paciente voo.
Tua diligência por regar as plantas,
hoje rega, com amor, meus pensamentos.
Cabe em tua mão um ninho de pombos,
um feixe de luzente trigo.
Por tua sábia vigília vespertina
será mais fresco o pão, será mais limpo.
Subirei até onde estejas, onde pela manhã
teu madrugado coração me arraste,
pois em tua ausência meu mortal conjunto
não encontrará precisas claridades.
Me alegrarei diante de ti de joelhos
respirando o destino dos líquenes,
absorvendo o sucesso de tua vida,
desejando o mandato que me deste!
PAiXÃO
Superior pão e prematuro vinho
em tua celeste carne americana.
Dormido caracol pela manhã,
pranto e suor depois, pelo caminho.
Já moreno o teu peito, quase endrino,
força o metal da loucura hispana:
sangue ao sangue, imagem quotidiana,
não era a história verbo peregrino!
Arpa apontada que cingiu tua mão
para aquela flor murcha no verão
para o fruto calado como um rogo.
Ninguém turva o sentido das cosas!
Com um odor de matutinas rosas
regressa à terra o coração de fogo.
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Página publicada em setembro de 2022
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